Qué hastío, cuantos cardenales..
Las heridas de mis labios no pueden esperarte, mas no consigo olvidarme de ti.
El tiempo va durmiendo mis anhelos,
va borrando mis deseos
y mis ganas de volar.
Voy desdibujando mis recuerdos.
Más cruel que yo, el destino.
Me lamento, alma mía
por lo que fui, por lo que fuimos,
por la miseria, la discordia
por mi más que amarga melancolía,
por mi corazón y pensamiento
por mi persona un poco fría,
pero has de entender que no soy feliz
a pesar de que sonría.