domingo, 15 de mayo de 2016
lmoa
No recuerdo la última vez que te vi,
ahora es cierto,
poemas invisibles desangran mis bolígrafos,
el tiempo pasa pero
a mí no me importaba,
ahora entiendo toda la resignación de mis textos
ahora sé por qué te contesto.
Ahora nada temo
yo nombro implacable
a lo que tú llamas miedo,
es cierto,
sustituiste al otro yo,
al que me domina y oscurece
y al que te hablaba por las noches,
pasamos a ser algo... impresionante,
y como siempre, todo pasó
de pronto.
De pronto humo, vacío, sin rostro,
roto.
Ahora quedamos nosotros
al otro lado de la pantalla,
tristes por las noches,
indiferentes en los días,
y dedicándonos un poema cada semana.
Ya no recuerdo,
cómo eras, cuánto fuimos,
los amigos que eran, ya no recuerdo
cómo dormías,
quién era, quiénes fuimos
ni la primera vez que nos besamos.
Por recordar ya ni recuerdo
la última vez que vi reír a mi propia madre.