domingo, 30 de abril de 2017















Como tu mirada ante aquella ciudad sin ruinas,
caigo.
Como la última vez que canalicé mi odio con éxito,
caigo.
Como la sangre en mis rodillas alquitranada con este suelo,
caigo.

El abismo es
holocausto
interior
e infinito.

Caigo.

CAIGO

SIN QUE SEPAS QUE AQUELLA CIUDAD SOY YO

QUE MI ODIO TIENE NOMBRE Y APELLIDOS

Y QUE QUIÉN ESTÁ POSTRADO ANTE AMBOS

NO ES MÁS QUE MI OTRO YO ACUCHILLADO

atravesado

cansado.


El suspiro que precede a la pérdida del estado de cólera
y apresa el sentimiento
hasta resultar ensordecedor.

Caigo, aquí escondido,
entre mi abismo mi casa y mi máscara.

Me siento perdido.