Soy adicto
al fuego de la pirotecnia
y a los acantilados,
miro como los cuerpos
absorben la electricidad de las medusas
en esta hora minuto segundo
que me magnifica entre la tarde,
ABSURDO,
como lo interior a lo anterior
de la raíz del ser del vacío
del no cuerpo que me habita en silencio
engulléndome a mí mismo en una paradoja cárnica
alentando inexorablemente
el desorden del rocío.