El teatro está lleno de cuerpos vacíos.
Intento comprender lo que me dice el espacio
contra los árboles, las piedras,
contra los árboles, las piedras,
tu mirada desde los olivos practicando el desapego:
interioriza el ritmo mientras sana,
el pentágono es fuego e
inmola en el llanto el tránsito de las alondras;
sigo la voz que me dicta el cuerpo
el pentágono es fuego e
inmola en el llanto el tránsito de las alondras;
sigo la voz que me dicta el cuerpo
pero me vuelve a llevar hasta ti...
al azul de tus espinas,
a la tarde de Salamanca sin ausencia de vos.
al azul de tus espinas,
a la tarde de Salamanca sin ausencia de vos.
El cielo planea en una metamorfosis naranja,
los nidos de las cigüeñas en San Esteban
esperando,
como si alguien regresase,
como Saturnino devolviendo toda la sangre al cuerpo,
como si alguien regresase,
como Saturnino devolviendo toda la sangre al cuerpo,
como si así volviese
el sol a las entrañas.
Tu ciclogénesis hace transoceánico el Tormes
atrapándome en la paradoja de Teseo:
ni el mismo río ni la misma piel
bajo las heridas del estómago.
ni el mismo río ni la misma piel
bajo las heridas del estómago.