jueves, 8 de octubre de 2015

Yo.




 Para ti no queda nada.
Solo mi 'yo' roto.
Trozos de mi ser
que con tu desprecio corto.

Para ti no hay nada.
No queda paciencia
ni amor
ni abrazos
ni un 'adiós' último.

Quebrantos,
negra desdicha que acomete mis días,
entre estas sinrazones te escribo;
No busco nada,
pues de mí solo queda humo
y un rostro que desconoce mi nombre.

Sombra, sombra, sombra.

SI EN MI TRISTE MAR
LAS COLMENAS SE CONGELAN
cómo voy a encontrar
el origen de tu pena...

¿Acaso las tormentas
se compadecen de los ahogados?

De tierra mi último vestigio
aguardas
mi llegada sombría
te ampara
y entre el vaivén de las olas,
mis manos
te duermen.