miércoles, 14 de octubre de 2015

Clasismo I




 Tengo en mis manos prensado
 el calor de tu cuerpo.
 Dentro de mi alma, muerto,
 guardo un secreto olvidado.

 Tantas flores he pisado
 como años de mi encierro,
 saben tus manos a hierro;
 mis colmillos se han quebrado.

 Fatuo el fuego, dices,
 no se quemen mis manos
 en el calor que inmortalices.

 Tienen mis ojos cegados
 de tu alma fugaces visiones,
 si no estás se tornan cerrados.