miércoles, 14 de diciembre de 2016
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No quiero tus manos
intentando desgarrar mi humo,
nerviosa ante el espanto
mi sangre corre fallando por décimas,
ahora da igual con qué poema quieras atravesarme,
qué puñal quieras clavarme entre el hombro y las clavículas,
con qué complejo quieras destruirme:
soy otro.
Soy una sucesión interminable y paradójica,
escondo en mi núcleo el subsidio de este mundo,
puerta negra inexpugnable
MI EXISTENCIA REPRIMIDA EN UN ABISMO DE METRALLA,
soy como los restos de una corona,
aureola cúspide
vestigio final de piedras sobre mi tumba,
verde esplendor antiguo sobre ruinas,
soberano en tierra de nadie
último testigo de un discurso que nadie grita.