martes, 30 de mayo de 2017

-


















Como la rutina que marco sobre este folio,
no sé si te hará bien cada cosa que confiese,
relojes he roto treinta
y corazones cinco,
mas esta es la misma noche que aquella noche
en que estaba ausente,
me corrompo y me miro con incertidumbre
como si la pesadilla del ciego
fuese mirar más oscuro
pero no más adentro.
Si tuviese que representar mis cenizas
no serían más que mi ser ardiendo
caminando en silencio.
La praxis que ejerce el todo
crea el cataclismo sobre mi resistencia;
no digo nada en claro cuando estoy vacío
porque tengo la cara manchada
de demasiada presencia.