lunes, 10 de julio de 2017
E
Tengo miedo,
se que mi alma arrastra los despojos de esta mente inerte
y da igual cuantas veces mire de lejos la media tarde
si mi corazón está dividido entre dos albatros negros.
Me he caído las pocas veces que he rozado la cima,
me han arrebatado la esperanza y la luz
que ayer auguraba futuro
hoy es crónica de una muerte anunciada.
Sé bien que tengo que hacer cuando mi suelo crepite
y sólo sea capaz de ver tu silueta entre las grietas de mi casa,
nunca ha habido mayor injusticia
que hacerte cargar con una quiebra absoluta,
pero has de saber que en mi más profundo fondo
en dónde sólo hay kilómetros de mi abismo más oscuro,
está mi yo-propósito,
esa desgracia traición a sangre que grita que te quiere,
la profundidad transparente de la que te hago entrega,
TÚ NUNCA HAS CERTIFICADO
EL SENTIMIENTO DE UNA EXPLOSIÓN
Ni aún siendo mis ojos azules
no sé qué agua esperas encontrar en el desierto,
qué roca manchada con sangre hará que huyas de este cuarto cruel
que mantiene agonizante mi parte más química,
cómo he de pagarte
un precio tan alto.
Tengo miedo,
la tarde es gris y mi tristeza
ha hecho invisible cualquier atisbo de palacio habitable,
no hay nube que sepa proteger ninguna alondra perdida,
eres capaz de afrontar la inmensidad que me provoca
con un gesto,
sucedes
al igual que sucede el continuo giro del mundo.
Tú acometes contra mi dolor para volverlo esquivo,
suplantas la identidad gris que me trastorna
y me vuelves completamente brillante.
Si yo no te admirase como lo hago,
dudo que nunca más naciese ninguna otra supernova.
Tengo miedo,
pero mi sentido me advierte de ti sin alarma alguna,
no existe dicotomía siquiera entre tu mirada o entre tus manos,
ni vacío insondable
que no seas capaz de inhibir.