miércoles, 8 de febrero de 2017










Tengo las vértebras editadas en forma de poeta.
No sé pensar, pero creo que la juventud desgasta las emociones.
¿Cómo aman los viejos?
A veces el paisaje se incendia sin motivo alguno,
la piromanía anónima es adicta a un caos primigenio.
A lo largo de mi adolescencia
habré escrito 300 poemas.
La mitad son sobre mí
y la otra mitad sobre alguien que ya no está,
queda también algún resto invasor
que no tiene ni nombre, ni propósito.
Poesía inconexa desde la raíz.
Y es algo irónico porque exactamente el sinsentido me refleja
en un espejo vampírico donde no alcanzo a ver más que la sombra de un cuervo.

Cuando dibujo los delirios en círculo
creo el séptimo del infierno.