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Sombra de mi alma muerta,
inherente espacio vacío,
la rectitud del hombre es la palabra
no cumplida,
el principio
no es más que un final con distinta forma,
yo he desdibujado el umbral de un recuerdo sangriento
para nada.
El sentimiento
no es más que un pájaro sin forma alguna
capaz de matarnos despacio.
Mi mente traspasa la profundidad de la tinta
en una hoja de papel,
pero ¿cómo escapar de lo profundo?
¿cómo ser sin forma?
¿cómo desdibujar el sentimiento
hasta hacerlo, quizás,
un pájaro?

Preludio de...
las fauces de la propia sombra.

E

Tengo miedo,

se que mi alma arrastra los despojos de esta mente inerte
y da igual cuantas veces mire de lejos la media tarde
si mi corazón está dividido entre dos albatros negros.

Me he caído las pocas veces que he rozado la cima,
me han arrebatado la esperanza y la luz
que ayer auguraba futuro
hoy es crónica de una muerte anunciada.

Sé bien que tengo que hacer cuando mi suelo crepite
y sólo sea capaz de ver tu silueta entre las grietas de mi casa,
nunca ha habido mayor injusticia
que hacerte cargar con una quiebra absoluta,

pero has de saber que en mi más profundo fondo
en dónde sólo hay kilómetros de mi abismo más oscuro,
está mi yo-propósito,
esa desgracia traición a sangre que grita que te quiere,
la profundidad transparente de la que te hago entrega,

TÚ NUNCA HAS CERTIFICADO
EL SENTIMIENTO DE UNA EXPLOSIÓN

Ni aún siendo mis ojos azules
no sé qué agua esperas encontrar en el desierto,
qué roca manchada con sangre hará que huyas de este cuarto cruel
que mantiene agonizante mi parte más química,

cómo he de pagarte
un precio tan alto.

Tengo miedo,

la tarde es gris y mi tristeza
ha hecho invisible cualquier atisbo de palacio habitable,
no hay nube que sepa proteger ninguna alondra perdida,

eres capaz de afrontar la inmensidad que me provoca
con un gesto,

sucedes

al igual que sucede el continuo giro del mundo.

Tú acometes contra mi dolor para volverlo esquivo,
suplantas la identidad gris que me trastorna
y me vuelves completamente brillante.

Si yo no te admirase como lo hago,
dudo que nunca más naciese ninguna otra supernova.

Tengo miedo,

pero mi sentido me advierte de ti sin alarma alguna,
no existe dicotomía siquiera entre tu mirada o entre tus manos,
ni vacío insondable
que no seas capaz de inhibir.

S

La tristeza ¿tendrá vida?
¿tendrá tierra y tendrá sueño?
y, de ser así, ¿será algún lugar en el espacio
o quizás el vacío en los corazones de los hombres?
¿tendrá mirada?
¿tendrá el iris que tienen tus pupilas?
y, de ser así, ¿mirará, arrepentida, hacia tus ojos
o hacia la elipsis yerma de algún lugar desolado?
la tristeza, en sí,
¿tendrá sentir?
¿podrá amar y ser amada?
y, de ser así, ¿subsanaría esa herida que siento en tu alma
o me abrazaría en tu recuerdo por las noches?
¿recordará algo la tristeza?
¿podrá quebrarse por su propia desolación?
y, de ser así, ¿en cuántos fragmentos ha de ser
para que la recojas como hiciste conmigo?
quizás, ¿sienta frío al igual que yo te siento lejos?
¿o sólo podrá ver el vacuo brillo en tu mirada?


La tristeza...
¿La tristeza tendrá alma?
y de ser así...
¿estaría tan perdida como yo?

S

Todo me quema
menos tú.

A cada palabra que me dictes
daría un paso,
la tristeza no mancharía nunca más las paredes de este cuarto,
caminaría hasta el infinito
con la condición de que me esperases al final.

Tu nombre es
donde empieza y termina el gesto,

y tu gesto da nombre
al mayor tesoro en las manos de los hombres.

Todo me quema
menos tú.

Mi sentimiento hacia ti
se equipara a una muerte absolutamente súbita,
tú eres capaz de beber el ácido en mis venas
sin quemarte.

Por eso es que todo me quema,
salvo la profunda idea de ese alguien que me observa en silencio;
tú.