jueves, 10 de enero de 2019
¿?
Ay, si no me (...)
atacase esta desidia incomprensible
¿podría quererte bien?
como
dos alondras,
como
la ilusión del último poema,
como
mi primera dolencia;
así te quiero,
cuando consigo arrancarme
el negro ciempiés invertebrado de Dámaso
se esfuman los cuervos de mi yo desgarrado
y en ti respiro
la tranquilidad de las hiedras ausentes
apagas este
puto desorden intransigente
que no deja de gritarme QUE ME CALLE
y cuando no consigo
aplacar la tristeza antigua
reconozco que te pienso
para que compartas este espacio invasor
inútil ardiente indescriptible
cerrando una puerta tras de mí;
Tú entras
en el templo de mi sangre sobre el mármol
y te vuelves infinita.