LVII

Notas LVII

Camino despacio
por esta retahíla que entorpece mi avance.
Entretejidas tengo la piel y las heridas,
arañazos sufro por buscar placeres.
El chakra me chorrea por siete puntos,
cosidos encuentro mis ojos y el alma,
he visto hacia arriba
y el cielo me ha torcido la mirada.

LVI

Notas LVI                                                                                                    (...)

non son quen de rematar o embuste do que estamos feitos.                                            
e xa sabes que eu...
a néboa devórao todo paseniñamente
Emerxe da túa propia pantasma,
A túa soga son as miñas mans.
pra esvaecerte.
Da miña gorxa precisas
escuridade é canto necesito.
rexeito é canto teño,  
non pode suprimir a miña face,
O teu espello afoga,  

LV

Notas LV


Hiedras pueblan grietas vacías,
pájaros anidan los pensamientos,
polvo que antes de ser ceniza
fue nacimiento.
Cuchillas que de sangre
meditan mi propia conciencia estéril,
las manos me arden de tocar prohibiciones.

Gloria del ayer, auge y vestigio
de un tiempo muerto
y un esplendor antiguo.

LIV

Notas LIV


Hemos ido marcando con pasos severos
sobre la tierra, ojos desconfiados
y cicatrices, han tallado los semblantes de los hombres,
cruces de fuego atraviesan su anatomía,
-estamos perdidos-

QUE FIGURAS, QUÉ MIRADA
perforan a día de hoy mi acometida,
no hay nadie cerca,
puertas carcomidas por el óxido te han manchado las manos,
hermano, no me explico esta extraña niebla
ven y agárrame de la venda que me ciega,
déjame ver debajo de mi piel;
¿por qué no siento ni mi alma ni mis vísceras?
ven y agárrame
de la vende que me ciega, y de ser necesario,
arráncame los ojos.

LIII

Notas LIII


Quédate, insumisa,
brotes florecen entre escarpias de veneno,
ha cesado mi congoja un instante.
Sé la reina de este páramo DESTRUIDO
y te coronaré en silencio.
Entre mis pesadillas dictas
una perpetua calma,
pero no sé hasta qué punto puedo conmigo mismo.
Quédate y dime
cómo se matan los cuervos.

Camina libre y descalza
en la efigie de tu sombra te guardaré el paso,
y si desapareces, oh,
si desapareces,
volveré desgarrando el humo,
quebrantando tus razones impares
y repitiéndome que tenía razón.

OSCO

El tejado nos cubre de lluvia,
he visto que moriré en un incendio,
no importa.
Los cuervos están mojados
esperando a alguien
que aún duerme.
Mis ojos no cercenan grises
lo poco que queda de ti,
estoy a un paso de cubrirme de cenizas.
No espero a nadie,
el viento, la nieve, el tiempo,
o alguna de esas fuerzas desoladoras,
ha hecho estragos en ti, oh hermano.
Hermano, levántate,
mírame y dime dónde te duele,
y por qué no me has avisado antes.

LII

Notas LII


NO ENTIENDO QUÉ DEFINE
LA FORMA DE MI ANGUSTIA.

La fuerza de mis manos dejó de ser suficiente
ahora camino más triste que antes,
grito con la voz más gastada
y he dejado de correr.
Ya no se trata de
angustia, dolor o pena,
las pesadillas aparecen como bestias famélicas
yo tampoco entiendo qué escondo,
sobre mis hombros las noches pesan,
me he acostumbrado
a preguntarme a solas por mí,
me quiero, me necesito,
pero no me conozco.
En qué han errado estos paradigmas.
Ven, resucítame,
un enemigo voraz me lo ha quitado todo.

LI

Notas LI

Aletargando voy mi propia conciencia,
contando las muertes de otros
una por una
he descubierto en mis ojos figuras errantes
alargadas sombras que acometen
en tropel y sin fin ante la pesadez del aire,
pero entonces en mi boca una pregunta existe
y mis ojos no arrastran del pasado mis penas,
grito ante las paredes y el rostro
mi rostro,
lo han devorado los cuervos.

L

Notas L

No queda nadie.
Recuerdos de una muerte en pos de ti.
No existo, no huyo,
errático, estático.
La mirada de la noche me socava,
miro tranquilo mi propia sombra,
estoy exento de la culpa que me devora
y hay tanto dolor en unos ojos proscritos,
mírame, mírame,
he reabierto mis propias cicatrices,
han salido cuervos de mi yo desgarrado,
no existo, no existes,
el miedo ha desaparecido.
Tan solo queda mi sombra.