domingo, 25 de diciembre de 2016
?
Te confieso que narro el paso del tiempo,
que veo a través de tu elipsis y te he visto inmortal,
transparente, lúcida,
mi pecho atravesado por diez mil balas.
Yo confieso ser,
incesante silencio lacrado,
hambre que no diferencia entre ti y la autodestrucción.
Luz que brilla en la guerra de Troya,
Incesante rayo de Miguel Hernández,
la sangre de tus venas en mi boca.
Mas yo recalco que, en mi subsidio,
te guardo y te espero para coronarte en silencio,
final de un poema nunca acabado,
sentimiento que me atraviesa a la sombra de tu ausencia.
lunes, 19 de diciembre de 2016
¿
Hay una vertiginosa calma que me dice que no,
que en la sombra del páramo no habitas,
no estás escondida
ni entre las aguas ni entre los lirios,
estás presente y descorazonadora entre mi muerte,
entre esta hora que me designa alud y me designa infinito,
pero tú,
tranquilidad en que me vuelvo absorto,
paradigma inclinado hacia un ligero abismo,
tú no me oyes,
no entiendes lo que mi pecho grita
ni lo que en esta noche se esconde,
yo te escribo desde la clandestinidad de mi exilio
ahogado entre malezas,
la oscuridad me concentra y me vuelve cínico,
veo un reflejo menos gris en ti,
preciso que me apuntes en la frente
y me descargues la electricidad que me provocas,
y no, esto no es posible,
porque ni tú me conoces ni yo existo,
represión en un parámetro inmedible.
Te escribo sin saber por qué.
miércoles, 14 de diciembre de 2016
*
No quiero tus manos
intentando desgarrar mi humo,
nerviosa ante el espanto
mi sangre corre fallando por décimas,
ahora da igual con qué poema quieras atravesarme,
qué puñal quieras clavarme entre el hombro y las clavículas,
con qué complejo quieras destruirme:
soy otro.
Soy una sucesión interminable y paradójica,
escondo en mi núcleo el subsidio de este mundo,
puerta negra inexpugnable
MI EXISTENCIA REPRIMIDA EN UN ABISMO DE METRALLA,
soy como los restos de una corona,
aureola cúspide
vestigio final de piedras sobre mi tumba,
verde esplendor antiguo sobre ruinas,
soberano en tierra de nadie
último testigo de un discurso que nadie grita.
domingo, 11 de diciembre de 2016
-.
Búscame
tras la piedra el decorado cae,
grietas de un sin fin de domingos que me aprietan,
no hay grito en mi voz que oiga la tierra,
no hay queja, tan solo me queda un minuto en que escupo flores
cada noche,
mientras intento no desangrarme.
Tras la piedra el decorado cae,
hastío que me retroalimenta,
gotas que ayer ardían bajo mi rostro,
espérame, por un segundo espérame,
que aunque esté destrozado sé mirarte y sé mirarnos,
el pasado es un huargo que abandoné y me persigue,
balas que atraviesan su máscara de plata.
Tú desconoces,
yo desaparezco entre los cuervos.
Ayúdame.
El decorado cae debajo de las piedras.
miércoles, 7 de diciembre de 2016
,,,
Necesidad,
necesidad de hambre, de sed,
necesidad del hombre, de ser,
de resultar, de ansias de aniquilarse.
La hecatombe propia delimita,
en los poemas he sangrado y escupido mi subsidio,
¿tú no me ves entre bancos de niebla?
Impresión post-alumbrado,
el poeta maldito que me habita y espera en silencio,
la existencia del ser reprimida en un agujero de bala,
no,
no es el nombre que busco cuando callo,
no hay un profundo interior que rescatar en la tierra,
no hay grito de protesta entre estas fauces,
hay un mástil que arde y un corte profundo de desidia.
Necesidad. Resultado de observarte.
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