miércoles, 29 de marzo de 2017

máscara de entrada











Amanecimos sobre la palabra,
sobre la angustia de saber que la apatía es ilimitada,
¿es este negro cuervo que taladra mi sien

la sobredosis máxima del rumor?

Sobre la palabra,
anochece una vez más cerca de mi muerte,
soy yo esta continua noche informe,
el hilo sigue rojo y desfragmentado
cercano a un espectro eléctrico.

Sobre la palabra,
bajo el incesante llanto
de esta subversiva cúspide ignota maltrecha y extensa palabra

que
lo ha
destruido
todo,

estoy yo, siendo una mitad que considero injusta
el amarillo ciempiés de Dámaso,
el fusil en el corazón de un poeta,
¿no soy yo otra cosa quizás

que mi muerte
a cada paso más cercana?

Cada instante es más exacto
que el anterior.

Cuenta atrás impropagable.

Las horas no cesan.

La extinción está siempre presente.














domingo, 26 de marzo de 2017

/













ADN del delirio.

Suspenso.

Sobredosis de un poema.

Disparo en corto,
a quemarropa.

Tu perfume me pone enfermo,
me hace recordar cuándo todo era sencillo,

porque una vez lo fue, sin duda,

fue más fácil que cargar,

cargar, por todas partes,

ojos enemigos,

un caballo sobre una ventisca,
invierno negro.

La acometida que me atraviesa
es dulce por un segundo;

un segundo de miseria.

Lamentable.

Soy lamentable.











martes, 14 de marzo de 2017

chea










Ah, qué tienen que decir los pájaros,
que no grita el cormorán desde mi álamo
otra cosa que no sea tu nombre.
En qué caudal bajo el cielo tristísimo
ha quedado nuestro espíritu.
Desgarras cada ausencia pertinente en la noche,
mi único delirio presente
lo conforman las dos lineas de tu abdomen.
Qué odio, qué rabia, qué ira,
cuál marea o qué ventisca se atreven
a resarcirme de ti.
¿Nadie? En tus ojos veo
el clamor de la medianoche.
El destino es un lienzo a trazos
con mi sangrado violento.
Como Valente
me haces beber de la raíz de mi propia existencia,
y bebo hasta el inocuo vacío del que me haces entrega,
posees el calor de una bala en mis pulmones...
Rodéame como nunca he dejado que lo hicieran
y si escondieras mi rostro entre tu pecho,
no vería nunca más mi muerte,
ni la muerte ni el mundo,
sencillamente persistiría en el delirio
que conforman las dos líneas de tu abdomen.












domingo, 5 de marzo de 2017

f1











El delito contra el que me someto
no soy más que yo mismo.

La conciencia está al servicio
del más poderoso.
Dicotomía perforable por cuatro paredes;
cada vez que me río
los demonios se callan, por un momento,
por un precio inabarcable.
Escupo bosque en cada llamarada azulada
que sale del cosmos,
aún así no es suficiente para pararme.
Para acallar la muerte que me persigue
irónicamente atrapada en una espiral de rabia.

El oxígeno está mal condensado.
Cuando respiro
expiro espinas de alambre.












jueves, 2 de marzo de 2017

º








Yo reclamo
los ojos de los pobres de espíritu,
lento divagar del ocaso,
el tiempo ha destrozado vuestras puertas...
Entre las raíces del caos
puedo sentir el aliento de la muerte, y como la tempestad
me crepita y llama
en la medianoche,
en esta nocturnidad solitaria como una hélice,
el crepúsculo es tan infinito
y yo no te encuentro,
y yo no te encuentro entre mis dicotomías,
álamos a la sombra de un cuervo,
cuervos a la sombra de un álamo,
minutos que guardo antes de romper.